Por: Rosa María Cruz Bejarán, Coordinadora de Tecnología Educativa de la Universidad Iberoamericana (UNIBE).
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La Dra. María del Carmen Horno Cheliz define la semipresencialidad como el proceso educativo donde se combinan una serie de sesiones presenciales (bien meditadas e imprescindibles) con un tiempo de trabajo autónomo no presencial (individual o colaborativo), donde se pueden utilizar como apoyo las tecnologías de la información y comunicación. Esta modalidad trae múltiples ventajas para las instituciones educativas, que ven en la misma una forma de renovar modelos educativos obsoletos y ajustar sus procesos académicos a las exigencias de la sociedad actual.
Por otro lado, esta modalidad se convierte para los docentes en una herramienta que les permite innovar en el proceso de enseñanza-aprendizaje, desde un mayor manejo del tiempo hasta la posibilidad de identificar mejor las necesidades individuales de sus alumnos. Con el apoyo de los entornos virtuales, la modalidad semipresencial se siente cada vez más presente en las instituciones educativas. Aulas virtuales, redes sociales, blogs, wikis y una gran cantidad de herramientas tecnológicas constituyen el soporte para sustituir los encuentros presenciales entre docentes y estudiantes.
Los tutores, desde su rol, disfrutan las múltiples ventajas que le ofrecen estos recursos: calificación automática, posibilidad de trabajar desde casa, múltiples e innovadoras actividades, mayor conocimiento de las necesidades grupales e individuales, la integración de diversos recursos audiovisuales, entre otros. Un espacio organizado, estructurado, recursos adecuados y actividades que propicien un aprendizaje, son parte de los aspectos a tomar en cuenta.
Ahora bien ¿estamos conscientes de cómo el estudiante valora la modalidad? ¿Hemos pensado en ellos al momento de diseñar nuestra asignatura e identificar las actividades a realizar? ¿Nos hemos colocado alguna vez en sus zapatos? ¿Nos hemos detenido alguna vez a conocer cuáles son sus necesidades, sus temores? Uno de los factores de éxito para los tutores virtuales, es haber sido previamente un estudiante en línea. Pues sólo de esa manera se es capaz de entender la presión y miedos de los alumnos.
El éxito de todo proyecto educativo depende en igual medida del compromiso de los actores involucrados y corresponde a los docentes, diseñar y gestionar adecuadamente los cursos que se desarrollan en entornos virtuales, explicando en qué consiste, sus ventajas, implicaciones y beneficios para el proceso de enseñanza-aprendizaje.
¿Qué debemos tener en cuenta desde el punto de vista de los estudiantes?
– Posibilidad de problemas técnicos, por tanto las actividades deben tener un tiempo prudente para su realización.
– Entrenamiento sobre el uso del entorno utilizado, ya sea aula virtual, blog, redes sociales, wikis o el que corresponda.
– Evitar una sobrecarga de trabajo en los estudiantes, desde el punto de vista de los materiales a estudiar como de las actividades a realizar.
– Mantener presencia activa en el entorno virtual, respondiendo oportunamente a las inquietudes del grupo.
– Identificar estrategias de enseñanza que motiven la participación e interacción, que sean atractivas para los alumnos.
Como docentes ¿Cuántas veces nos ponemos en los zapatos de nuestros estudiantes? Sin lugar a dudas, la semipresencialidad bien dirigida y diseñada fortalece los procesos educativos. Es tiempo de contribuir con esto y de comenzar a ver en nuestros estudiantes, los verdaderos aliados en este proceso.
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